Es necesario, estar al pie de
la cruz como María Santísima,
es decir, permanecer fuerte y
generosamente de pie,
adorando con total confianza y
con ardiente amor las disposiciones
siempre infinitamente sabias,
infinitamente santas y amorosas,
de aquel Dios que hiere para curar,
que mortifica para vivificar y
dispone todo, con fuerza y suavidad,
para mayor provecho de los que lo aman.
Amén
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