Me han condenado a muerte el 2 de Julio,
fiesta del Sagrado Corazón. Hoy,
(13 de agosto), será ejecutada la sentencia.
A las 7 de la tarde, iré a casa de mi querido
Salvador, a quien siempre amé fervientemente.
¡No os aflijáis por mí! Soy totalmente feliz.
Naturalmente he tenido que pasar muchas
horas penosas, pero he podido prepararme
muy bien a la muerte. Tened ánimo, y soportadlo
todo por amor a Dios, para que nos podamos
volver a encontrar en el cielo.
De todos me acordaré allí...
Después de una dura lucha interior,
me he llegado a convencer de que hoy,
es el día más feliz de mi vida...
¡Todo pasa, sólo el cielo permanece!
Rezo por todos. Rezo también por mi patria.
Que Dios os guarde.
Amén
(Última carta del P. Gapp a su familia)
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