San Marcelino, Dios te concedió la gracia
de seguir caminos de sencillez evangélica y
de guiar la juventud “a Jesús por medio de María”.
Concede a los padres y educadores amor auténtico
y apertura hacia los jóvenes de los que deben responder.
Concede a los jóvenes abrirse a los verdaderos valores,
humanos y sobrenaturales, mirando a Jesús como ejemplo.
Congréganos a todos junto a María, la Madre Bondadosa,
para que con Ella encontremos a Jesús, como nos enseñaste:
“Sin María nada somos, con María lo tenemos todo,
porque María tiene siempre a su adorable Hijo,
entre sus brazo o en su corazón”.
Amén.
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