¡Oh Glorioso san Isidro Labrador!,
tú que humilde de nacimiento,
recibiste de tus padres cristiana educación
y fuiste guiado para amar, glorificar, respetar
y no ofender nunca a Dios;
que desde niño te entregaste
a la caridad con el prójimo,
que diariamente y con gran fervor,
practicabas la oración,
asistías al alba devotamente a misa
y recibías el sacramento de la Comunión,
concédenos tu espíritu de entrega y amor
para esperar todo de Dios
y confiar siempre en su Palabra.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén
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