Dios, Padre nuestro, te damos gracias por
haber dado a la Iglesia como maestro y guía a
san Francisco de Paula, protector e intercesor.
A lo largo de estos años han sido muchos
los que creyendo en él y amándolo,
te han encontrado y sentido cercano.
Haz que también nosotros podamos
sentir la eficacia de su protección.
Concédenos acoger su invitación a
ponerte siempre en el primer puesto.
Que recorriendo el camino de la conversión
y reconciliación, como él nos ha enseñado,
podamos abrir nuestro corazón a
las necesidades de los hermanos.
Y que caminando todos juntos en humildad,
sencillez, caridad y servicio, virtudes de su santidad,
podamos empeñarnos en construir un mundo nuevo,
fundado sobre la justicia y la verdad y así
poder gozar un día de la dicha eterna.
Por Jesucristo tu Hijo,
Amén.
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