Oh bendito San Martín de Tours,
que con piedad y amor abrigaste a
un pobre mendigo que se congelaba,
dividiendo tu propio manto en dos,
mira hacia mí, tan pobre y tan sólo,
con los ojos de tu bondad e intercede
por ante el trono de Cristo, para que
yo pueda encontrar ayuda por todas mis
necesidades, sean espirituales y materiales.
Amén.
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