modelo de los que sufren persecución por amor y
fidelidad a la Iglesia, escucha nuestras humildes súplicas
por la Iglesia perseguida y por nuestros hermanos pobres,
a fin de que no sólo no desmayen en la lucha,
ni vacilen en la fe, sino que experimenten los consuelos que
reservas a los que perseveran fieles a las enseñanzas del evangelio.
Concédenos, Madre, un corazón generoso para saber perdonar y
para poder trabajar con firmeza y perseverancia en la construcción
de una civilización nueva donde sea posible vivir con alegría
sirviéndonos mutuamente y amándonos como Jesús nos amó.
Amén.
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