Oh Dios omnipotente y misericordioso, 
que, después de haber abrazado con 
tu amor a la bienaventurada Juana Francisca, 
la dotaste de admirable fortaleza para recorrer 
la vida por el sendero de la perfección; Tú, que 
has querido, por su intermedio, enriquecer a la Iglesia 
con una nueva familia, haz, por todos sus méritos 
e intercesión que, convencidos de nuestra debilidad 
y confiados en tu poder infinito, lleguemos, 
con tu gracia a vencer todos los obstáculos 
que se oponen a nuestra salvación. 
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.

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