Oh Jesús, yo como Zaqueo
quiero conocerte mejor,
pero hay muchas cosas
que me lo impiden y me distraen.
Hoy vengo a verte a Ti, dispuesto
a mi conversión, como la de Zaqueo.
Mírame Señor, con ese amor
con que Tú miraste a Zaqueo,
ven a hospedarte en mi alma, y
te prometo no dejarte ir nunca más.
Amén.
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