¡Oh purísimo San Luis Gonzaga!
Yo te suplico por tu admirable castidad
me alcances un gran deseo de imitarte
en esta angelical virtud,
venciendo gloriosamente todas las tentaciones
y huyendo las ocasiones de perderla,
de modo que tenga la dicha
de conservarla intacta hasta llegar
a la bienaventuranza prometida
a los inocentes y limpios de corazón,
y al mismo tiempo la gracia especial
que te pido si es para gloria de Dios,
y para la salvación de mi alma.
Amén.
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