sábado, 8 de junio de 2013

MEMORIA DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

 
 
¡Oh Corazón de María!,
el más amable y compasivo
de los corazones después del de Jesús,
Trono de las misericordias divinas
en favor de los miserables pecadores;
yo, reconociéndome sumamente necesitado,
acudo a Vos a quien el Señor ha puesto todo
el tesoro de sus bondades con plenísima
seguridad de ser por Vos socorrido.
Vos sos mi refugio, mi amparo, mi esperanza;
por esto te digo y te diré en todos mis apuros y peligros: 
¡Oh dulce Corazón de María, se la salvación mía!
Cuando la enfermedad me aflija, o me oprima la tristeza,
o la espina de la tribulación llegue a mi alma,
¡Oh Corazón de María, se la salvación mía!
Cuando el mundo, el demonio y mis propias pasiones
coaligadas para mi eterna perdición me persigan
con sus tentaciones y quieran hacerme perder
el tesoro de la divina gracia,
 ¡Oh Corazón de María, se la salvación mía!
A la hora de mi muerte, en aquel momento espantoso
del que depende mi eternidad, cuando se aumenten
las angustias de mi alma y los ataques de mis enemigos, 
¡Oh dulce Corazón de María, se la salvación mía.
Y cuando mi alma pecadora se presente ante el tribunal
de Jesucristo para rendirle cuenta de toda su vida, ven
Vos a defenderla y a ampararla. y entonces; ahora y siempre, 
¡Oh dulce Corazón de María, se la salvación mía!
 
Estas gracias espero alcanzar de Vos, Oh Corazón amantísimo
de mi Madre a fin de que pueda verte y gozar de Dios en
Tu compañía por toda la eternidad en el Cielo.
Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario