Oh Dios, cuya Misericordia es infinita
y cuyos tesoros de compasión no tienen límites,
míranos con Tu favor y aumenta Tu Misericordia
dentro de nosotros, para que en nuestras
grandes ansiedades no desesperemos, sino que siempre,
con gran confianza, nos conformemos con Tu Santa Voluntad,
la cual es idéntica con Tu Misericordia,
por Nuestro Señor Jesucristo, Rey de Misericordia,
quien con Vos y el Espíritu Santo
manifiesta Misericordia hacia nosotros por siempre.
Amén.
Jaculatoria:
"Oh Sangre y Agua, que brotaste del Sagrado Corazón de Jesús
como una Fuente de Misericordia para nosotros, yo confío en vos".
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