En María de Betania aumenta lo que había sido dado por gracia, el don
de la fe, y en el gesto del lavado y la unción con perfume, está el reconocimiento a su Señor
y Salvador: Jesucristo, el Hijo de Dios.
Como Cristo, nosotros fuimos ungidos en el bautismo, que nos incorporó a
su muerte y resurrección. La pascua se acerca, y en la vigilia pascual
renovaremos nuestra fe y las promesas bautismales, pues en la fe del bautismo radica
lo más importante de nuestra identidad cristiana.
En el bautismo fuimos
sumergidos y sepultados con Jesucristo para morir al pecado, y también con él
renacemos a la vida nueva de Dios, como hijos suyos, miembros de la
Iglesia y hermanos de todos los hombres. La renovada fragancia pascual del
bautismo debe llenar toda nuestra vida.
ORACIÓN A SANTA MARÍA DE
BETANIA
Tú, que ungiste con tu llanto y el mejor
perfume
los amados pies de Jesús, se nuestra intercesora
para que aprendamos a
disponer de nuestro tiempo,
haciendo un tiempo para estar con Él.
Santa María de
Betania, hermana de Marta y de Lázaro,
ayúdanos a ser verdaderos testimonios del
amor de Cristo,
siendo capaces de atravesar por el dolor de las pérdidas
humanas
sabiendo que Cristo vivo está
y con Él toda la humanidad.
Que así como llama ardiente que atravesó tu
corazón,
Su amor atraviese el nuestro y seamos ejemplo para
nuestros hermanos y
verdaderos testigos de su Resurrección.
Amén
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