Según el "Protoevangelio de Santiago", la Virgen María fue llevada a la edad de tres años por sus padres San Joaquín y Santa Ana. María, según la promesa hecha por ellos.
La Presentación de María, es el símbolo de la consagración que la Virgen Inmaculada hizo de sí misma al Señor en los albores de su vida consciente. De ahí que nos resulte oportuno el ver a María «llena de gracia», como el modelo de toda vida consagrada. Siendo, como es, modelo de todos los cristianos a quienes el bautismo ha consagrado a Dios por su incorporación a Cristo, María es con especial motivo, el modelo de aquellos y aquellas que han querido hacer de su propia vida una respuesta más plena a la llamada del Evangelio, uniéndose al Señor con los votos de pobreza, castidad y obediencia. Es, asimismo, modelo de los que se consagran para siempre a través del sacerdocio de Cristo y de la Iglesia.
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