martes, 1 de mayo de 2012

SAN JOSE OBRERO




Padre José,
tanto nos dice tu silencio...

Nos habla del hombre justo
que día a día se ganaba la vida
con sus manos callosas,
que cada día honraba la vida
con su ejemplo de castidad,
y un alma luminosa de bondad.

Nos habla del hombre de fe profunda
que pudo enfrentar sus miedos y angustias
porque había un gobernante prepotente,
que en su cruel ambición de poder
fue capaz de masacrar niños
con tal de aniquilar al Dios
que te habían confiado como Hijo.
Y supiste del desgarro del exilio
de ganar el pan con tus manos,
trabajando en lo que fuera,
para que nada le faltara a María Virgen,
ni al Hijo pequeño que era el Pan de Vida.

Padre José hoy te pido que intercedas
por todos los trabajadores
que buscan dignidad y sustento,
por los que tienen y los que no tienen empleo,
por los que son humillados
con salarios de miseria,
y se los considera sólo
una cuestión de dinero,
una variable de ajuste...

Padre José tú fuiste un carpintero,
y el Hijo que te fue confiado,
Jesús, hermano y Señor nuestro
seguramente aprendió tu oficio.
Ayudanos a tallar nuestros corazones,
y que podamos bajo tu protección
hacernos fuertes y dignos
trabajadores de la mies del Señor,
anticipando el Reino
del Dios a quien llamaste Hijo.

San José Obrero, padre,
ruega por todos nosotros.
Amén



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