lunes, 23 de abril de 2012

SAN JORGE Y EL DRAGON



Diocleciano (284-305 d.C.) como emperador dictó leyes terriblemente duras contra los seguidores de Jesús de Nazaret, porque habían llegado noticias de que hasta en los cargos más altos del imperio se habían introducido seguidores de Cristo.
Desde su fe, Jorge, como soldado y tribuno, le escribe: «V.E., ni he cumplido ni espero cumplir de ahora en adelante cuanto habéis ordenado por juzgarlo altamente injusto. ¿Por qué abusáis de los pobres y de las vírgenes? ¿Por qué, si hay libertad para adorar a dioses falsos, no debe haberla para adorar al único Dios verdadero?...».
El emperador quedó atónito... Y le respondió: «¿Te das cuenta, tribuno Jorge, lo que dices? ¿ Sabes que puedo darte la muerte o por lo menos privarte de cuanto tienes?» 
Entonces Jorge le dice: «No me importa nada todo esto. Mi vida es de Cristo, mi Dios y Señor, y Él me ayudará... hasta que llegue a poseerle en el cielo a donde espero ir...»
El emperador ordenó que le atormentasen con toda clase de instrumentos para hacerle claudicar de su fe. Pero por más que le hicieron sufrir, su fe crecía y el valor aumentaba en el tribuno Jorge, siendo la admiración de cuantos le contemplaban... Fue por el año 303 cuando recibió la palma del martirio.
Su iconografía lo muestra como soldado ecuestre matando al dragón con su lanza representa el triunfo sobre el mal.
San Jorge será el Patrón de los militares valientes y de cuantos luchen por defender la fe. Fue llamado por los griegos el Gran Mártir.

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