domingo, 3 de julio de 2011

MEMORIA Y ORACION POR EL INMACULADO CORAZON DE MARIA



No hubo un corazón humano que conociera mejor a Jesús como María, nadie que amara tanto a Jesús como su Madre. ¿Qué mejor maestra que María? Ella sigue ganándonos abundantes dones del Espíritu Santo y proponiéndonos el camino para llegar a Jesús. En este día nos pide que reparemos el Corazón de su Hijo, que no lo ofendamos ni en lo más pequeño. María nos invita a orar mucho y a hacer sacrificios por los pecadores, porque se necesitan almas generosas que se sacrifiquen y rueguen por ellos. La devoción al Corazón de Jesús y al Inmaculado corazón de María es tan concreta como ofrecer diariamente algún acto de penitencia en reparación por los propios pecados; esta devoción se traduce también en aceptar con paciencia y sumisión los sufrimientos que el Señor permita en nuestra vida. No hay que buscar cosas extraordinarias. Jesús no quiere aumentar nuestras cruces, sino más bien que les demos un sentido de redención. Pidamos a María que nos ayude a darnos cuenta de cómo Dios nos ama y cuánto desea ser amado por nosotros; reconozcamos el valor del sacrificio y seamos conscientes de cuánto bien podemos hacer rezando por los demás y ofreciéndonos a reparar el Corazón de Cristo.


Oración de consagración al Inmaculado Corazón de María


Oh, Virgen mía, Oh, Madre mía,
yo me ofrezco enteramente a tu Inmaculado Corazón
y te consagro mi cuerpo y mi alma, mis pensamientos y mis acciones.
Quiero ser como tú quieres que sea, hacer lo que tú quieres que haga.
No temo, pues siempre estás conmigo.
Ayúdame a amar a tu hijo Jesús, con todo mi corazón y sobre todas las cosas.
Pon mi mano en la tuya para que esté siempre contigo. Amén.

¡Oh María sin pecado concebida, rogad por nosotros que rcurrimos a vos!

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