Desde su aparición en 1830, a santa Catalina Labouré, la Virgen María, en su advocación de la Inmaculada Concepción de la Medalla Milagrosa, le encarga hacer acuñar una medalla que, en poco tiempo, se difunde entre miles, luego millones de creyentes como la "Medalla Milagrosa". Las gracias que reciben quienes las piden con confianza (fe) y son portadores de la Santa Medalla, ha hecho que su devoción trascienda las fronteras y los milagros se multipliquen por doquier... ¡Gracias Madre Milagrosa!
jueves, 26 de julio de 2012
18 DE JULIO DE 1830: PRIMERA APARICION DE MARIA MILAGROSA A SANTA CATALINA LABOURE
La primera aparición tuvo lugar en la noche del 18 al 19 de julio de 1830, víspera de la fiesta de San Vicente de Paul y debía preparar a la vidente a su misión posterior.
He aquí como la describe ella misma en la relación que hace a su confesor:
Llegó la víspera de la fiesta de San Vicente. Nuestra buena Madre Marta, nos dio una charla sobre la devoción a los santos, en particular sobre la devoción a la SS. Virgen, charla que me inspiró un deseo tan grande de ver a la SS. Virgen que me fui a acostar con el pensamiento de que esa noche vería a mi buena Madre. ¡Hacía tanto tiempo que deseaba verla! Al fin me quedé dormida. Como se nos había distribuido un pedazo de género de la sobrepelliz de S. Vicente corté la mitad del mismo, me la tragué y me dormí con la idea de que San Vicente me obtendría la gracia de ver a la SS. Virgen.
En fin a las once y media de la noche, oí que alguien me llamaba por mi propio nombre:
Capilla Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa calle Rue du Bac Nº 140. París. Francia
- Hermana, Hermana.
Despertándome, miré hacia el costado de donde escuchaba la voz, que era del lado del pasillo. Corro la cortina y veo un niño vestido de blanco, de 4 o 5 años de edad, que me dice:
- Ven a la Capilla, allí te espera la SS. Virgen.
Inmediatamente me asaltó la idea:
- Me van a oír.
El niño me respondió:
- Quédate tranquila, son las once y media, todo el mundo duerme profundamente. Ven, te espero.
Me vestí rápidamente y me dirigí adonde estaba el niño que había permanecido de pie, sin adelantarse más allá de la cabecera de mi cama. El me siguió o más bien, yo le seguí, siempre a mi izquierda, por donde pasaba. Las luces estaban prendidas en todas partes, lo que me sorprendió mucho; pero mayor fue mi asombro cuando al entrar a la Capilla, la puerta se abrió, apenas el niño la hubo tocado con la punta del dedo. Mi sorpresa creció todavía más, cuando vi todos los cirios y antorchas encendidos, lo que me recordó la misa de Nochebuena. Sin embargo no veía a la SS. Virgen.
El niño me condujo al presbiterio, al lado del sillón del P. Director, me puse de rodillas y el niño quedó de pie todo el tiempo. Como me parecía larga la espera, yo miraba si las centinelas (las Hermanas designadas para vigilar durante la noche) no andaban por las tribunas. Al fin llegó la hora. El niño me alerta y me dice:
- ¡He aquí a la SS. Virgen, hela aquí!.
Escucho un ruido, como el roce de un vestido de seda que venía del lado de la tribuna, del lado del cuadro de San José. Ella vino a detenerse sobre las gradas del altar del lado del Evangelio, en un sillón parecido al de Santa Ana; sólo que no tenía el mismo aspecto que el de Santa Ana.
Yo dudaba si sería la SS. Virgen. Sin embargo, el niño que estaba allí me dijo: ¡He aquí a la SS. Virgen! Me sería imposible expresar lo que experimenté en ese momento, lo que sucedía dentro de mí; me parecía que no veía a la SS. Virgen. Entonces el niño me habló no como un niño sino como un hombre, ¡con voz muy enérgica! Mirando entonces a la SS. Virgen, no hice más que dar un salto hasta Ella, me puse de rodillas en las gradas del altar, las manos apoyadas sobre las rodillas de la SS. Virgen.
Allí, transcurrió un momento, el más dulce de mi vida; me sería imposible decir todo lo que experimenté. Ella me dijo:
- ¡Hija mía! Dios quiere confiarte una misión. Tendrás que sufrir, pero sobrellevarás esto pensando en que lo haces por la gloria de Dios; serás atormentada hasta que lo hayas comunicado al que está encargada de dirigirte. Se te contradirá, pero tendrás la gracia, no temas. Háblale con confianza y sencillez; ten confianza y no tengas miedo. Verás algunas cosas, da cuenta de ellas. Te sentirás inspirada durante tu oración.
La SS. Virgen me enseñó como debía comportarme con mi Director y agregó muchas cosas más que no debo decir.
Respecto al modo de proceder en mis penas, me señaló con su mano izquierda, el pie del altar y me recomendó acudir allí y desahogar mi corazón, asegurándome que en ese lugar recibiría todos los consuelos de que tuviera necesidad.
- Los tiempos son muy malos. Calamidades van a caer sobre Francia, el trono será derribado; el mundo entero se verá trastornado por desgracias de toda clase (la SS. Virgen tenía aspecto muy apenado al decir esto). Pero venid al pie de esta altar: ahí las gracias serán derramadas sobre todas las personas que las pidan con confianza y fervor, serán derramadas sobre grandes y chicos. ¡Hija mía! me complazco en derramar mis gracias, sobre la Comunidad en particular, a la que amo mucho...
Respecto a otras Comunidades, habrá víctimas (la SS. Virgen tenía lágrimas en los ojos al decir esto). El Clero de París tendrá sus víctimas, el Arzobispo morirá (a esta palabra de nuevo las lágrimas) ¡Hija mía! La cruz será despreciada, correrá la sangre en la calle (aquí la SS. Virgen no podía hablar más, el dolor se pinta en su rostro). ¡Hija mía!, me dijo, todo el mundo estará triste.
(todos estos detalles se cumplirán al pie de la letra en 1870-1871).
Yo pensaba cuando sucedería esto. Entendí muy bien: cuarenta años.
No sé cuanto tiempo quedé a los pies de la SS. Virgen; lo único que sé es que cuando hubo partido, sólo percibí algo que se desvanecía, como una sombra que se dirigía hacia el costado de la tribuna, por el mismo camino por donde había llegado.
Me levanté de las gradas del altar y vi al niño en el mismo lugar donde lo había dejado; me dijo:
- ¡Se ha ido!
Volvimos por el mismo camino, siempre iluminado y ese niño estaba siempre a mi izquierda. Creo que ese niño era mi ángel de la guarda que se había vuelto visible para hacerme ver a la SS. Virgen, porque yo le había rogado mucho que me obtuviese este favor.
Estaba vestido de blanco, llevando una luz milagrosa delante de él, es decir estaba resplandeciente de luz, poco más o menos de cuatro a cinco años de edad. Escuché sonar la hora; no me dormí más.
lunes, 16 de julio de 2012
ORACION A NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN
¡Oh Virgen Santa del Carmen! Jamás podremos
corresponder dignamente a los favores y gracias
que nos has hecho al darnos tu santo Escapulario.
Acepta nuestro sencillo y sentido agradecimiento y,
ya que nada te podemos dar que sea digno de Ti
y de tus mercedes, ofrecemos nuestro corazón,
con todo su amor, y toda nuestra vida, que
queremos emplear en el amor y servicio
de tu Hijo Señor nuestro, y en propagar
tu dulce devoción, procurando que
todos nuestros hermanos en la fe,
con los cuales la divina Providencia
nos hace convivir y relacionar,
estimen y agradezcan tu gran don,
vistiendo el santo Escapulario, y que
todos podamos vivir y morir en tu amor y devoción.
Amen.
viernes, 13 de julio de 2012
ORACION A SANTA TERESA DE JESUS DE LOS ANDES
Santa Teresa de Los Andes
Que de la mano de María te convertiste
En una joven enamorada de Jesucristo,
Eres modelo de santidad
Y camino de perfección para la Iglesia.
Tú supiste reír, amar, jugar y servir.
Tú fuiste fuerte para asumir el dolor
Y generosa para amar.
Tú supiste contemplar a Dios
En las cosas sencillas de la vida.
Muéstranos el amor del Padre
Para vivir la amistad con alegría
Y con ternura en la familia.
Ayuda a los débiles y a los tristes
Para que el Espíritu
Los anime en la esperanza.
Intercede por nosotros
Y pide para nosotros el amor y la paz.
Santa Teresa de Los Andes,
Hija predilecta de la Iglesia chilena,
Religiosa del Carmelo,
Amiga de los jóvenes,
Servidora de los pobres,
Ruega por nosotros cada día.
Amén.
miércoles, 11 de julio de 2012
ORACION A SAN BENITO ABAD
¡Oh glorioso Patriarca de los Monjes, San Benito!,
amado del Señor, poderoso en milagros,
padre bondadoso para con todos los que te invocan,
yo te pido intercedas por mí ante el trono del Señor.
En todo tiempo extiende tu protección sobre mí;
líbrame de todos los males de cuerpo y alma;
defiéndeme a mí y a todos los míos
del poder de los enemigos infernales.
Ruega por mí para que viviendo según la ley del Señor,
merezca ser hallado digno de recibir la eterna recompensa.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén
lunes, 9 de julio de 2012
ORACION A LA VIRGEN DE ITATI
Oh tiernísima Madre de Dios y de los hombres que,
bajo de la advocación de la pura y limpia concepción
de Nuestra Señora de Itatí, miraste con ojos de
misericordia por más de tres siglos a todos los
que te han implorado, no desheches ahora las
súplicas de tu hijo, que humildemente, recurre a ti.
Atiende mis necesidades, que tu mejor que yo las conoces,
y sobre todo, Madre mía, concédeme un gran amor a
Tu Divino Hijo Jesús, y un corazón puro, humilde y prudente,
paciencia en la vida, fortaleza en las tentaciones y
consuelo a la hora de mi muerte.
Amén.
martes, 3 de julio de 2012
ORACION A SANTO TOMAS APOSTOL
Dios todopoderoso, concédenos celebrar
con alegría la fiesta de tu apóstol santo Tomás;
que él nos ayude con su protección,
para que tengamos en nosotros vida abundante
por la fe en Jesucristo, tu Hijo, a quien tu apóstol
reconoció como su Señor y su Dios, exclamando:
¡"Señor mío y Dios mío"!.
Que vive y reina contigo,
por los siglos de los siglos.
Amén.
lunes, 2 de julio de 2012
ORACION A NUESTRA SEÑORA DEL HUERTO
¡Oh, María del Huerto! Madre piadosísima,
dígnate aceptar benigna, la pobre ofrenda
de nuestros obsequios y oraciones que,
como hijos amantes, venimos a ofrecerte.
Dígnate inclinar vuestros oídos
a nuestras humildes súplicas
para que no sea vana
la confianza que en Vos ponemos,
seguros de obtener de vuestro divino Hijo
el perdón de nuestros pecados
y el favor particular que solicitamos
por vuestra poderosa mediación.
Alcánzanos a todos la gracia
de la perseverancia final,
viviendo y muriendo como
verdaderos hijos vuestros,
para poder bendecir y alabar a Dios eternamente
y ensalzar para siempre vuestras misericordias
en el Huerto dichoso de la Jerusalén celestial.
Amén.